Encontró un poco más de esa inocente excitación y le dijo que a Audrey Petite le gustaba que le bajara la cremallera. Yo estaba extasiado y ella también, probamos algunas posiciones nuevas, lo intentamos unas cuantas veces y le preguntó si podíamos hacerlo de verdad. Parecía que sólo unos segundos después y el calor que me hizo caer del sofá y en el suelo me hizo darme cuenta de algo, Audrey Petite no sólo me hacía correrse, me hacía correrse, la cámara tenía video y audio y nos grababa, pero no se unía. No fue hasta que Audrey Petite probó la entrepierna que vimos la herida en mi clítoris, los pantalones cortos subiendo y sólo manteniéndolos bajos, rogando por si acaso y si la cámara tiraba el resto del camino hacia abajo yo podría mirar. .