Anitaraj respiró hondo, suspiró y se sentó con un encogimiento de hombros resignado. Me acerqué más. Una mancha húmeda en la punta de mi lengua saludó a mi coño, donde estaba completamente expuesto. Los jugos que burbujeaban de su rendija cobraron vida. Sus labios vaginales húmedos se separaron y vi que el perineo redondeado comenzó a temblar de excitación. Seguí mi lengua hasta la cabeza carnosa de su clítoris. La cabeza sobresaliente estaba cubierta de largos pelos ondulados y tenía un sabor delicioso y salado. La cabeza de su clítoris era enorme e hinchada y se sentía tan bien en mi boca. Mi mirada se dirigió a la franja de su pelo, que llegaba hasta la rabadilla, haciendo que su raja hormigueara de excitación. Su expresión parecía cambiar mientras lo hacía, sus mejillas cambiaban de color a un tono más oscuro como si le disgustaran mis acciones. Tomé mi mano izquierda y acaricié su clítoris derecho como para confirmar el comienzo del orgasmo. Mis manos también tocaron la piel de la nuca y Anitaraj me apretó la mano para ocultar el color de sus ojos. Empecé a apretar mi dedo medio contra su yema, y mi pulgar volvió a apretar su clítoris. Lamí la parte inferior de los labios de su coño en círculos lentos para calmar el aire de su placer. Sus labios se agitaron contra mi cara mientras continuaba frotándola y masajeándola...